lunes, 2 de agosto de 2021

Graduación Excelsior 21 Discursos

 

Cordiales saludos

Distinguidos integrantes de la mesa de honor, queridos estudiantes, profesores, padres presentes. DIOS nos bendiga a todos.

Cada acto de investidura es un evento especial, representa la culminación de una serie compleja de procesos diversos; de parte de ustedes padres y madres hay gastos, esfuerzo y muchas esperanzas. Para los docentes y la administración del centro esos procesos implican sudor y lágrimas, ambos sinceros. Los estudiantes participan de la serie con el deseo, más o menos intenso de darle conclusión definitiva, graduarse, llegar a este día. Ese deseo incluye la ilusión de ser promoción, organizar kermeses, recaudar recursos y sobre todo el lanzamiento. La fiesta de presentación del grupo.

Graduarse tiene a veces connotación de introducción a la madurez, casi podríamos usar la metáfora del viaje iniciático, para referirnos al último año del bachillerato o educación secundaria… Sin embargo, ¿qué pasaría si un virus llegado de tierras lejanas, nos obligase a hacer de esa despedida de la adolescencia a un verdadero viaje iniciático? desprovisto de cualquier atisbo de esas ilusiones, tener que estudiar a distancia de los compañeros, sin poder disfrutar de los recreos, del calor juvenil y del afecto de los mejores amigos.

¿Valdría la pena un último año de promoción con cada uno desde su casa? Darle respuesta a esa pregunta, nos tomó un año escolar y medio. Confieso, separándome de la solemnidad de este acto que a veces a la caída de la tarde de alguno de los viernes respondía que no…miraba al cielo vistiéndose de gala al despedir el sol, con ganas de preguntar ¿Por qué perdimos la oportunidad de hacer las actividades que nunca son rutina y que llenan de alegría los corazones de estos jóvenes? ¿Por qué  es necesario hacer este esfuerzo tan grande cada uno desde su casa? ¿De quién fue la culpa? Sin embargo, DIOS no desampara a sus hijos y la respuesta llegó, a su tiempo, ni un segundo tarde.

Lo que hemos estado pasando desde marzo 2020 ha sido una clara advertencia, a aprovechar el tiempo, a ser agradecidos, a ser responsables y diligentes, esforzarnos en Mejorar nuestros caminos y nuestras obras como el profeta Jeremías nos exhorta:  "No sea que DIOS venga e hiera la tierra con maldición". Las pérdidas en esta pandemia lo han demostrado, no sabemos el tiempo que DIOS nos ha dado a cada quien y está en cada uno de nosotros, la necesidad de definir ¿qué hacemos con ese inmenso y frágil don?, la vida.

Traten de seguir el ejemplo de nuestra directora (mi madre), quien sin duda es una muestra de la bendición de DIOS al usar los talentos de los que hablan los Evangelios, les resumo la parábola y su explicación: El dueño de todos, DIOS, le entrega a tres siervos una cantidad de talentos según su capacidad de gestionarlos. Quien recibió más talentos los multiplicó, el que recibió una cantidad moderada de talentos, los dobló, a aquel que menos se le exigía, sabiendo que el dueño de todos es un juez implacable que recoge sin mirar la carita de nadie, prefirió guardar su talento de la vista de todos los demás para que nadie supiera para que era bueno. Cuando se sacó cuentas, con los tres siervos al que más talentos tenía, se le otorgó hasta el talento del infeliz que había ocultado el que recibió.

Los talentos son múltiples, polisémicos, en el caso de nuestra directora incluyen la generosidad, el don de mando, y la energía, en el caso de los reconocidos hoy como estudiantes con medallas incluyen buena disposición, buen uso del tiempo, cooperación y talento para escribir. Entre los estudiantes que recibirán cintas de reconocimiento, por asignaturas abunda el talento de saber escuchar y seguir instrucciones, han sido muy disciplinados. Toda la promoción, los graduados  tienen el talento de la resiliencia, la capacidad de reponerse de golpes y vicisitudes.  Sin embargo, no todo debe relacionarse a la situación sanitaria. El cierre de este ciclo escolar marca el final de una etapa llena de éxitos y gozos, la promoción guarda suficientes buenos recuerdos,  que les permitirán al rememorar estos años, enmendar cualquier percance.

 Verlos crecer fue un placer que hubo que trasladar a las pantallas, y que no disminuyó al hacerlo, sino que se sublimizó, verlos partir es agridulce. Solo se extraña lo importante y lo bueno y el Centro Educativo Las Américas extrañará inmensamente a Excélsior 21. ¡Dios les bendiga donde quiera que vayan!

Gracias por su atención. Muchísimas gracias.


Juan José Namnún Tavárez 

31 de julio del 2021

 

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