Cordiales saludos
Distinguidos
integrantes de la mesa de honor, queridos estudiantes, profesores, padres
presentes. DIOS nos bendiga a todos.
Cada acto de
investidura es un evento especial, representa la culminación de una serie
compleja de procesos diversos; de parte de ustedes padres y madres hay gastos,
esfuerzo y muchas esperanzas. Para los docentes y la administración del centro
esos procesos implican sudor y lágrimas, ambos sinceros. Los estudiantes
participan de la serie con el deseo, más o menos intenso de darle conclusión
definitiva, graduarse, llegar a este día. Ese deseo incluye la ilusión de ser
promoción, organizar kermeses, recaudar recursos y sobre todo el lanzamiento. La
fiesta de presentación del grupo.
Graduarse tiene a veces
connotación de introducción a la madurez, casi podríamos usar la metáfora del
viaje iniciático, para referirnos al último año del bachillerato o educación secundaria…
Sin embargo, ¿qué pasaría si un virus llegado de tierras lejanas, nos obligase
a hacer de esa despedida de la adolescencia a un verdadero viaje iniciático?
desprovisto de cualquier atisbo de esas ilusiones, tener que estudiar a
distancia de los compañeros, sin poder disfrutar de los recreos, del calor
juvenil y del afecto de los mejores amigos.
¿Valdría la pena un
último año de promoción con cada uno desde su casa? Darle respuesta a esa
pregunta, nos tomó un año escolar y medio. Confieso, separándome de la
solemnidad de este acto que a veces a la caída de la tarde de alguno de los
viernes respondía que no…miraba al cielo vistiéndose de gala al despedir el sol,
con ganas de preguntar ¿Por qué perdimos la oportunidad de hacer las
actividades que nunca son rutina y que llenan de alegría los corazones de estos
jóvenes? ¿Por qué es necesario hacer este esfuerzo tan grande cada
uno desde su casa? ¿De quién fue la culpa? Sin embargo, DIOS no desampara a sus
hijos y la respuesta llegó, a su tiempo, ni un segundo tarde.
Lo que hemos estado
pasando desde marzo 2020 ha sido una clara advertencia, a aprovechar el tiempo, a ser agradecidos, a ser responsables y
diligentes, esforzarnos en Mejorar
nuestros caminos y nuestras obras como el profeta Jeremías nos exhorta: "No
sea que DIOS venga e hiera la tierra con maldición". Las pérdidas en
esta pandemia lo han demostrado, no sabemos el tiempo que DIOS nos ha dado a
cada quien y está en cada uno de
nosotros, la necesidad de definir ¿qué hacemos con ese inmenso y frágil don?,
la vida.
Traten de seguir el
ejemplo de nuestra directora (mi madre), quien sin duda es una muestra de la
bendición de DIOS al usar los talentos de los que hablan los Evangelios, les
resumo la parábola y su explicación: El dueño de todos, DIOS, le entrega a tres
siervos una cantidad de talentos según su capacidad de gestionarlos.
Quien recibió más talentos los multiplicó, el que recibió una cantidad
moderada de talentos, los dobló, a
aquel que menos se le exigía, sabiendo que el dueño de todos es un juez
implacable que recoge sin mirar la carita de nadie, prefirió guardar su talento
de la vista de todos los demás para que nadie supiera para que era bueno.
Cuando se sacó cuentas, con los tres siervos al que más talentos tenía, se le
otorgó hasta el talento del infeliz que había ocultado el que recibió.
Los talentos son
múltiples, polisémicos, en el caso de nuestra directora incluyen la
generosidad, el don de mando, y la energía, en el caso de los reconocidos hoy como estudiantes con
medallas incluyen buena disposición, buen uso del tiempo, cooperación y
talento para escribir. Entre los estudiantes que recibirán cintas de
reconocimiento, por asignaturas abunda el talento de saber escuchar y seguir
instrucciones, han sido muy disciplinados. Toda
la promoción, los graduados tienen
el talento de la resiliencia, la
capacidad de reponerse de golpes y vicisitudes.
Sin embargo, no todo debe relacionarse a la situación sanitaria. El
cierre de este ciclo escolar marca el final de una etapa llena de éxitos y gozos, la promoción guarda
suficientes buenos recuerdos, que les
permitirán al rememorar estos años, enmendar cualquier percance.
Verlos crecer fue un placer que hubo que
trasladar a las pantallas, y que no disminuyó al hacerlo, sino que se sublimizó, verlos partir es agridulce.
Solo se extraña lo importante y lo bueno
y el Centro Educativo Las Américas extrañará inmensamente a Excélsior 21. ¡Dios les bendiga donde quiera que vayan!
Gracias por su
atención. Muchísimas gracias.
Juan José Namnún Tavárez
31 de julio del 2021
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